Que suerte tienen aquellos cuya memoria falla y su conciencia es pequeña; su pasado es n misterio y el futuro adquiere poca importancia.

   Afortunados aquellos cuyo corazón nunca sanó después de haber sido roto; ya no están obligados a abrirse a nadie, ni a ellos mismos.

Soy una víctima de mi propia soledad, me la impongo a la fuerza y de aquí no me sacan.
A pesar de regresar cada oportunidad cada momento, no puedo evitar encontrarme despertando siempre solo.


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